lunes, 3 de diciembre de 2007

El existencialismo se equivocó

El existencialismo se equivocó. No es una denuncia fundamental la que declara que cuando creo que no elijo, elijo no elegir. En una me arriesgo y digo: es trivial. No toda decisión es importante y está demostrado que la elección supone una actitud vuelta sobre sí que no es posible a cada instante, si además se pretende dar lugar a la experiencia; esto es: si se quiere una vida que tenga en cuenta algo más que lo propio. No quiero irme por las ramas, así que vuelvo a lo que me convoca. No toda decisión es importante y esto no quiere decir que todo lo que hago no me determina, si no que no todo de igual manera. A ver si un ejemplo aclara.
Yo no quiero ser Amélie. De hecho, me da miedo ser Amélie. Su vida de literatura, encantadora a simple vista, en mis términos, es de superviviente. De quien se construye un mundo que conoce, lleno de sentidos que no puede no disfrutar. Como en ese mundo entra sólo lo que le gusta, la felicidad viene de suyo: encuentra lo que puso, no es ningún misterio; no hay tesoro, no hay sorpresa. Fundamentalmente lo que hay es miedo y, de la mano, soledad. Amélie no me da ternura, me irrita con su cuidado.
Es claro que sólo nos da temor la fiera que puede atacarnos. Puedo ser una persona muy precavida y por eso digo, también, que no toda decisión es tan fundamental. Es paradójico, quizá, pero para vivir bien hay que dejarse vivir un poco. En algún sentido creo que puedo sostener-y esto no es una apología- la idea de que un poco de dolor es deseable.


Nota al pie: Es muy probable que esto esté lleno de agujeros argumentativos, no sean rigurosos, por favor.

martes, 27 de noviembre de 2007

Dios ha muerto

No media distancia entre la cosa y yo.
Fui:
madre, padre, hermano;

1 novio, 4 amores, 15 amantes;

vladimir, boris, horacio, fiodor, leon;
2500m de pileta, 5 veces por semana de gimnasio, las 16 vocales del francés;
el pan amasado cada día, la ensalada de 2 pesos que dura 2 comidas, los ñoquis del 29;
sólo bicicleta, un colectivo distinto cada día, toda distancia menor a 40 cuadras se camina.


miércoles, 14 de noviembre de 2007

Mujer-Globo



sábado, 3 de noviembre de 2007




Estaba llegando tarde una vez más. Perseguí una calle desolada para poder desplegar la masculinidad que me apodera cuando camino extremadamente rápido sin que nadie pudiera verme. Una vez que alcancé la Av. San Martín disminuí la velocidad al darme cuenta que el tren todavía no había llegado a la estación. Crucé la avenida lentamente mientras me acomodaba la ropa que se había desordenado por haber caminado cuasi corriendo y me había adjetivado por un momento de desfachatada.
Cuando lo vi.
Un cuerpo escuálido, no así débil. El pelo largo y desprolijo caía sobre la cara, lo que le otorgaba un estilo grunge y lo hacía contemporáneo mío.
En su ropa desaliñada lo reconocí amante de la música. De buena música. Es decir…vestía una remera con el nombre de la banda del cantante de Nick Cave. Mil puntos.

Este cuerpo me gusta -pensé.

Subí al tren e increíblemente había asientos desocupados.
-Voy a poder leer- le dijo uno de mis yo a otro.
Tomé asiento en el lado que no es el de la ventanilla.
-Permiso- escuché decir.
Levanté la mirada y ahí estaba el cuerpo de hace un rato. Lo dejé pasar y volví a tomar asiento.
-Gracias- dijo.
-De nada- dije.
-¿Qué?- me interrogó.
-De nada- repetí.
-Disculpá, no entiendo lo que decís-. Insistió.
- No…que…de nada. Vos me dijiste gracias y yo dije de nada-. Enuncié, rompiendo con la intriga.
-Ah. Está bien- dijo.

Saqué mi libro y empecé a ojearlo. El cuerpo sacó un libro. De reojo lo vi. Tenía que saber qué estaba leyendo. Me esforcé por ver el autor o en su defecto el título sin que se diera cuenta y, por supuesto, sin un buen resultado. Me vio hurgando con la mirada entre sus cosas. Giré mi cabeza hacia el lado contrario, el del pasillo y empecé a divagar sobre la cuestión: un medio de transporte público y una persona tiene, por ejemplo, el diario La Razón. Otro pasajero, aburrido, intenta disimuladamente leer algo en ese diario que no le pertenece, algo que probablemente no le interesa, pero el lector dueño parece notarlo e incomodarse. Comienza a contorsionar el diario de forma de sólo poder leer él y el lector intruso actúa aparentando que no estaba tratando de leer nada.
¿Pero qué conclusión intento encontrar por pensar tal estupidez? -me interrumpí.

En fin, él leía a Camus. Mil puntos más. El tren iba más rápido que de costumbre, quizá la poca presencia de pasajeros lo hacía más liviano y le otorgaba, por tanto, la posibilidad de aumentar la velocidad. Como los dos estábamos sosteniendo libros abiertos, nuestros codos se alejaban del resto de nuestros propios cuerpos y se rozaban entre sí. Pronto, nuestros brazos completos estaban uno pegado al del otro. Su brazo paralelo al mío y sobre el mío. Mi brazo paralelo al de él y sobre el de él. Como hacía calor ambos estábamos en remera. Era nuestra piel.
-Para mí, esta secuencia es medio sexual- pensé-. ¿Estaré imaginando cosas? ¡Es el brazo, el brazo! Estoy delirando pero…para mí acá hay algo sexual. Freud ya dijo que las zonas erógenas puede ser cualquier parte del cuerpo, pero un brazo sobre otro brazo ¡Es un brazo! Es el brazo de un cuerpo al que vi por primera vez en mi vida hace una estación de tren atrás, con el que intercambié sólo 29 palabras intranscendentes. Soy una ridícula, esto me debe estar pasando sólo a mí, él debe estar pensando en los bubones. Igual, él es quien está buscando mi brazo. Yo se lo permito. No sé. Cuestión de piel. ¿no? Debe ser esto. Mmnn, creo que es el amore de mi vida. Le gusta la música, la literatura, es flaco. Su brazo me enciende.

El tren llegó a Constitución. Bajé y él lo hizo detrás mío. Intercambiamos miradas mientras salíamos del ámbito de la estación. Por un momento, me pareció que se dirigía hacia mí. Que por fin me iba a hablar. Cuando, de repente, escucho gritos de mujer. Miro hacia delante y descubro la siguiente situación: un personaje siniestro y muy obeso. Obeso y fuerte. Empieza a pegarle a otro personaje de mucha menor contextura, lo cual, de todos modos, no lo hacía flaco. Una mujer obesa trataba de separarlos. El obeso y fuerte número 1 le pegaba violentamente en el rostro al de menor contextura que por su vestimenta se deducía que era uno de los vendedores de panchos que trabajan dentro de la estación. Este último recibía fuertes golpes y si bien trataba de defenderse y devolver alguna piña intentaba mucho más escapar. Todo esto transcurría entre los gritos de la gorda que balbuceaba y pedía al obeso número 1 que soltara al no tan obeso número 2. Se escuchaban ruidos como si se pegase a una pared o a algo duro, golpes secos de un puño cerrado deformando la cara de un contrincante. Comencé a sentir un malestar. Luego, el más flaco logró soltarse y entró por uno de los extremos del puesto de hamburguesas y tratando de escapar intentó salir por el otro pero trastabilló y cayó al suelo. El gordo le lanzó un balde que contenía un líquido que por un momento sentí pánico de que fuera aceite o agua hirviendo pero era el agua de los panchos, lo cual era definitivamente mucho peor. En ese momento, el caído comenzó a levantarse del suelo y pude ver su cara desfigurada y bañada en sangre. Sangre roja que le cubría toda la cara y goteaba hasta el cuello. Principalmente estaba concentrada en la nariz.
¡Ahh!- pensé.
Sentí una contracción en mi estómago y no lo pude controlar. Empecé a vomitar. No podía detenerlo. La gorda lo ayudó a levantarse y le cuestionaba para qué se había metido.
Le decía:-¿Para qué te metiste?
-La compulsión por hablar- logré pensar. La necesidad de decir algo aunque sea una estupidez, algo que no ayuda. ¿Para qué sirve lo que le dice?
Entre las palabras de ella a mí me dolía la garganta y no podía parar de vomitar. Me salía por la boca y por la nariz y algo así como lágrimas derramaban mis ojos, sin embargo, yo no estaba llorando. Mientras estaba detenida en la estación, un tanto contorsionada para no ensuciarme, mientras sustancias seguían siendo expulsadas de mi cuerpo levanté la mirada y sus ojos, los del cuerpo del tren, de quien en esos momentos me había olvidado, se posaron en los míos. Chau amore de mi vida. Esto es irremontable.
Eché una última mirada al malherido y al agresor. También a la gorda y al público excitado que hacía rato se había amontonado para disfrutar del espectáculo mientras saboreaban sus choripanes y su vino.
Me erguí, pasé mi mano por la boca en gesto de limpiarme elementalmente.
Con que dictadura del proletariado ¿no?-pensé.




Natalia Q.
(contra una interpretación en línea recta)

lunes, 29 de octubre de 2007

Otros 50

Tanta teta ví, carne apretada, tanga triángulo. Mucho modal, algodón berreta, peluquero ex-Llongueras. Al momento del baile: la nena que hace danza, menea, abajo, menea. Las señoras, el trencito, corbata a la cabeza, las manos agarran caderas.
La comida era de primera, hasta reventar. Lengua a la vinagreta, vittel thoné y pan, pan, pan, por si quieren hacerse sandwichs. El daiquiri de durazno, que se canceló cuando la licuadora colapsó intentando moler cuatro piedras de hielo, fue reemplazado por Dr. Lemon y Pronto Shake*. Sólo vino rosado.
Por suerte el equipo se rompió y el mago no tuvo micrófono. Se canceló, en el mismo orden, el video casero.
Sandra quedó muy conforme y dejó que nos sacáramos el delantal y fuéramos a brindar; ya sólo quedaban los de confianza.



*Sí, otra vez estas bebidas en un texto mío. Me producen una impresión muy fuerte como para evitarlas. Prefiero ser repetitiva.

jueves, 27 de septiembre de 2007

El hombre infecto


Es una herida profunda. Una gran llaga en carne viva. Rellena de pus, desborda sangre todavía húmeda. Chorrea saliva que él me ha escupido. Bien puedo sentir como a cada momento se transforma. Se torna una inmundicia que corroe de a breves instantes la pálida piel. Le despierto violencia como al resto de los hombres e impulsos por demostrar que por mí no siente más que asco. Le repugno. Me lo dijo. No. No me lo dijo. Comienza con su dedo í­ndice a revolver en esa antigua herida que ha sido recientemente abierta. Reabierta. Grito y me desgarro mientras introduce sus mugrientas uñas y empieza a escarbar. Juega con el pus. Le gusta que yo sea infecta. Remueve sus dedos en el interior y me retuerzo de espanto pero parece no darse cuenta. Al mundo le gusta ser cruel. Innecesariamente. Es más difícil ser amable porque toma más trabajo. Como está imposibilitado de tomar conciencia se divierte con la ardorosa llaga que agranda raspando los límites. Cuando siente que estoy a punto de desvanecerme se vuelve indiferente. Sin embargo, al verme en el suelo me escupe de pie. Estoy ya sin voz pero me descubro invitando a una multitud a lastimarme y a meter sus mugrosas manos en la podrida llaga que soy.
Natalia Q.

lunes, 24 de septiembre de 2007

Pitufo filósofo

Los 10 años fueron la etapa más oscura de mi vida. Lo único que hacía era leer, comer y angustiarme. Pese a esto, recuerdo algunas de las cosas que me torturaban, desafiando las posibilidades de mi inteligencia, y me causan gracia. A saber:

  1. El tiempo: Si Dios creo el mundo hace pocos miles de años ¿Cómo los dinosaurios existieron hace millones? ¿Y el sexto día? Con esta duda me ponía hacer cuentas, escalas de lo que sería un día en el almanaque del Creador y un año en el de los hombres u otras creaturas.
  2. La política: Yo quería ser presidente pero también quería sera arquitecto. Como veía que todos los presidentes habían sido doctores le rompía la cabeza a mi madre. Le preguntaba, varias veces por semana, si tenía la certeza de que alguien que no fuera médico podría tener el más alto cargo del poder ejecutivo de la Nación. Esto iba a ser un problema.
  3. Los nombres de las cosas: Buscaba el motivo de los nombres de las cosas y, otra vez, le preguntaba a mi madre que, ya harta, me respondía, con un simplificado nominalismo, que los nombres los ponían por convención. Pero ¿Quiénes convinieron que la tabla donde se apoya la comida para almorzar se llamara "mesa"? Suponía que debían haber sido los próceres, padres de la patria, en ese entonces, los personajes más importantes que conocía. El que más habría nombrado era, sin duda, Don José de San Martín.
  4. El sexo: Un día me enteré cómo se daba eso de la concepción de las personas y concluí que mis padres, dada la existencia y correspondiente filiación de mi hermana y de mí, debían haber copulado, al menos, dos veces. Un horror.

lunes, 3 de septiembre de 2007

Si el perro es manso come la bazofia y no dice nada

Como una costurera taiwanesa que cose active wear para Nike, atiendo mutualistas gallegos y digo que estoy en la calle Eloy Gonzalo de Madrid, propuesto en un neutro tirado de los pelos. Todas las mañanas me levanto 4.20, desayuno y, para hacerme la que no sigo una rutina, salgo a la calle con el mismo disco en el discman a ver qué colectivo pasa primero y me lo tomo. Llego e intercambio las siguientes 5 horas de mi día por unos pesos. Procuro tranquilidad a fin de mes.
Me siento fuera del mundo de los otros esta tarde. En la radio entrevistan a una modelito: que le parece más común plantearse si se compra unas tetas que masturbarse.
Hablé con dos hombres esta semana. Uno procuraba la castidad. Otro pedía una reconstrucción de su pasado por boca de una mujer a la que había lastimado.
Descubrí que parece que es bastante dificil, para una chica criada por una madre que la quiso hacer independiente-de los hombres-, no ser la madre más comprensiva de todo amante ocasional.

viernes, 3 de agosto de 2007

Dulces veinticinco

1. "Se vienen los cuatro siglos" dijo abuela. "Andá pensando en el regalo que te doy cien pesos pero quiero ver qué te comprás"

2. 1. Papá hizo canelones.
P: "Me levanté a las 6 para hacerlos, hija", dijo mostrando la pila de panqueques sin rellenar a las 12.30 cuando mi panza no se conformaba más con esquivar el hambre con ensalada de tomates.
V: "Pero: ¿tanto tardaste, Pa?", acoté timidamente sabiendo de su velocidad y practicidad en la cocina.
P: "Es que tenía aquagym y no quería faltar"
2. Contó algunas cosas sobre mi nacimiento.
P: "Tu mamá tuvo 48 hs. de trabajo de parto, tenías el cordón enroscado en la garganta"
V: "¿Ese no erás vos, Pa?"
P: "Ah, cierto. Vos tenías el cordón corto. De 15 cm. sólo. Fue duro. Yo me pude colar en la sala y ví cuando sacaban el útero y lo cocían para luego volver a meterlo."
V: "¿Sí? Mamá cuenta que tenía hambre y te pidió que le trajeras algo de comer y te apareciste con un pan francés de salame..."

3. Mamá organizó una fiesta, sorpresa. Pero me tuvo que avisar: tenía miedo que yo faltara. Cocinó y decoró la casa. Cuando todo terminó confesó: "Es la primera vez en 25 años que le festejó un cumpleaños. Es que ahora estoy de vacaciones" A nadie se le ocurrió que los años los cumplo todos los años el mismo día. Nos emocionamos.

4. Cumplo 25. Encuentro el motivo de mi preocupación por la piel. Me visto de blanco, cual quinceaniera.

lunes, 23 de julio de 2007


domingo, 15 de julio de 2007

Hoy cumple 50 papá (sí, es joven papá)

"¿Vos hacés la torta?" preguntaron. "Sí, bueno" respondí "y un par de cosas dulces más puedo también", agregué. Ahora tengo la tarta de manzana en el horno. Terminé ya las masas para las de chocolate, una con frambuesa, otra con dulce de leche. Llamé recién a Clari, que los chicos la hicieron llorar. Parece que el video que cuenta la historia de la familia es conmovedor. Me pasan a buscar antes del partido. Así esperamos todos juntos a papá en el restorán que viene a las 8 con Marita y el nene y le damos la sorpresa.

jueves, 21 de junio de 2007

¿y si los que nunca se equivocan de nuevo tienen razón?

¿Quién le preguntó a mi pasado si quiere volver y volver?

Elijo creer en lo que me dicen, no puedo habitar un mundo en el que no confío. Me descubro pensando que el amor ya no es sorpresa sino morada y que el refugio de un abrazo sincero puede llegar a ser mi única necesidad.
No entiendo para qué saber cómo nombran los nombres si lo que yo quiero es hablar de lo que hacen y sienten las personas.
Una vez había escrito que conocerlo había sido bajarlo, hacerlo caminar las calles o manejar un auto y comer galletitas. Descubrirlo como todos y que el pecho se me abra después de no besarme más una noche en mucho tiempo.
Pero después pienso de nuevo y me acuerdo que ya no creo más en las coincidencias, que intentar descubrir el código oculto de la realidad ya no es una interpretación plausible, que ya me desnudé varias veces y no me quiero repetir.
De hecho los que tienen suerte son ellos para quienes la tristeza se hace poesía, canción y dinero. Aunque pueda pensar que el no esta vez no va a doler, que todavía no hay nada...en fin, tengo memoria todavía


domingo, 10 de junio de 2007

Recurrente: los agujeros

Pensaba en los agujeros, la diferencia entre ser frágil y vulnerable. Me pregunté hasta dónde se podía escavar y que siguiera quedando algo. Me acordé de una historia.

Hace tiempo que ella siente los agujeros, creemos que nacieron con ella o, al menos, estamos seguros de que los tiene desde que recordamos. No es conciente de ellos las más de las veces, pero hay semanas en que le duelen.
Se imagina que puede recorrerlos con sus dedos de pianistas: las superficies de las cavidades tienen zonas de relieves, como callos, pero también pequeñas partes donde las terminaciones nerviosas están expuestas.
Allí describir las sensaciones se complica. En este ejercicio de la imaginación ella puede, sin embargo, sentir con plenitud el dolor que el roce le ocasionaría: se le presenta como un recuerdo haber tocado con el borde de la uña el cuello de un diente donde la encía se le había retraído y la comparación es perfecta. Se alegra, se alivia. Poder darle palabras al dolor la tranquiliza.
Son instantes. No puede dejar de pensar en los agujeros. Ya van cuatro semanas que le pasa lo mismo: agujeros, encía retraída; agujeros, encía retraída; agujeros, encía retraída. Esto ya no es ni reflexión ni interpretación. Es una secuencia que no tiene sentido. Como un sedante que va al síntoma y lo duerme, que se repite y el sedante otra vez. Sabe que está al borde de algo a lo que, en este caso, elije transitar sin ponerle nombre y si pasa, pasa.


jueves, 10 de mayo de 2007

Cuando lo que palpita no es el corazón

Puedo ver, del mismo modo que cuando intento examinar mi nariz y encuentro una especie de sombra azul, lo puedo ver. Debo esforzarme, forzar mi mirada, hacia el sector izquierdo y hacia abajo, como si la intención fuese observar de reojo. Mejor aún, siento, presiento como lentamente mi párpado se prepara, me prepara, me hace pensar que el movimiento va a ser lento, suave.
Pero esto no acontece.
La sensación previa, o mejor dicho, intermedia, es tranquila, parece como si el interior de alguna vena estuviese repleto de sangre espesa recorriéndolo, a punto de desbordarse, como si transportase más sustancia de la que puede contener.
Nuevamente, me sorprende el movimiento, es brusco y fugaz. Solo dejo pasar unos segundos y ahí está otra vez. Uno, dos, tres, cuat…, no termino de contar y ya siento mi párpado despegarse de mi globo ocular, un pequeño tirón y de vuelta a sumar hasta casi cuatro.
Dentro de unas pocas horas, se va a cumplir todo otro día desde aquel que llegué de la facultad a mi casa, comí, me bañé, me acosté y empecé a leer un texto acerca de la vanguardia Cubana. Allí, de improviso, se instaló. Esa noche, tuve que dejar a un lado mi libro, porque el breve estallido no se detenía y ya había empezado a imaginar que quizás podía transformarse en un derrame o algo incluso peor. Me acordé del ojo explotado de esa señora (como inferirá el lector, domino la terminología científico-medicinal) por la presión, y cómo el color de su córnea derecha no se diferenciaba del opaco y amorfo rojo-sangre que le cubría una gran parte de su órgano de la visión. No, sinceramente no quiero imaginar mi ojo opaco, amorfo y rojo-sangre.
Decidí dormir con la esperanza de que tan solo fuese un poco de cansancio.
Mañana se me pasa.
La aguja del reloj está por marcar que hace exactamente 21 días que mi ojo izquierdo no cesa de latir.

Natalia Q.

viernes, 4 de mayo de 2007

Optimista

Tu ex se cortó el pelo, usa zapatillas y viaja sola en colectivo. Vos te hacés el Kurt Cobain, con bermudas y medias largas. Pero nosotros sabemos la verdad: Las All Star te las compra mamá cuando se va el finde a Punta.
Cuando te conocí tomabas Pronto Shake o Dr. Lemon; tu auto era el de las chetitas del momento, prototipo femenino, nosotras sabemos cuál. Yo, bueno, en una etapa bastante diferente, esos años en los que estar noviando parecía la situación en la que iba a permanecer el resto de mi vida, te veía y pensaba: pero por qué no me invita a su casa, miramos una película-descontado que tenías cable; lujo u obstinación nunca hubo televisión paga en casa de mamá-, comemos pizza. Nos tenemos que llevar bien, podríamos ser mejores amigos incluso. Cuando el tiempo pasó, y sólo pensar que una mano como la tuya podría rozar mis costillas me daba ganas de llorar, nuevos planes se me ocurrieron.
Ya me pasó decolarme el pelo, tomar merca con un tubito hecho de un billete de cien y querer irme a vivir a un garage. Me dejé crecer el pelo, ahora de color natural, tomo agua mineral y me tapo las ojeras. Busco un trabajo por la mañana, pienso que pronto voy a terminar mi carrera.
Me fui y no te avisé. No te mandé aquel correo "importante", lo único importante ahora es que estoy lejos y ya no te odio.

lunes, 23 de abril de 2007

Nuevos aportes al acervo de conocimiento de la Humanidad

En estos tiempos, mediado por grandes períodos reflexivos o no, he descubierto lo siguiente, que:
1. Si Días de borrasca en vez de decir "el resto de sus vidas" dijese "el resto de sus días", tendría el mismo significado. Lo que cambia es el modo de aparecer, no el referente.
2. Por más que esté convencida de que cuando estoy en una reunión de hombres soy uno más, por que me siento como uno más, los demás no lo saben. Este descubrimiento puede extenderse a un sinnúmero de situaciones siempre y cuando uno piense que los demás, además de pensar en uno, piensan lo mismo que uno acerca de uno.
3. No se necesita cumplir los requisitos que pide una oferta de empleo para postularse. No valen las cuestiones de honestidad a la hora de la búsqueda laboral y, tampoco, la vergüenza: la mayoría de las cosas pueden aprenderse con buena voluntad en menos de un mes(hay ciertos límites para esto)
4. Los merqueros y las anórexicas tienen una dispocionalidad habitual muy parecida. No hay mucha explicación acá, pura intuición.
En fin, espero que tenga esto alguna utilidad, o no.

martes, 20 de marzo de 2007

Pedido

De los rubios quiere leer y busca consejo, recomendación, ayuda, sugerencia.

martes, 13 de marzo de 2007

I. La repartija

Y las tierras fueron repartidas: para Francia, Argelia; para Gran Bretaña, Egipto; para los belgas, el Congo. No importaba qué hubiera exactamente en cada lugar o quiénes fueran sus habitantes: Si te tocaba el pueblo más aguerrido de toda el África te la ibas a tener que bancar. Cuando las decisiones las toma sólo una de las partes la responsabilidad también está de su lado. No me imagino a los ingleses yéndose a quejar de que los egipcios olían mal o de que las pirámides ocupaban mucho lugar. En todo caso los sometían, en todo caso abandonaban la tierra. Así actúa el déspota, así actúa el conquistador.
Un amigo dice que en los grupos pasa algo parecido. Este amigo -que detesta la dinámica grupal, sobre todo si hay integrantes de ambos sexos- cuenta que: Cuando un grupo de varones conoce a otro de mujeres se hace una especie de pacto que establece cuál va para cada uno. Se distribuye el ganado: Para mí, la de manchas marrones; para vos, la de ojos perdidos; a él le toca la de ubres grandes. De ahí en adelante, las cartas están echadas. Cada cual hará lo que pueda con lo que le tocó.
Para toda persona medianamente sensata acá terminan las analogías. Una mujer no es una tierra africana y bueno, tampoco una vaca. A una mujer hay que tratarla bien, darle cosas, decirle que es linda, invitarla a salir. Toda mujer quiere eso ¿O no?


lunes, 19 de febrero de 2007

Fragmento de ir sola a un recital


¿Cómo es que ya son las nueve menos veinte? Hoy salí temprano, una hora y media antes es suficiente. Veinte minutos hasta la estación, el tren vino rápido. Media hora hasta Constitución, ¿el subte cuánto puede tardar? El subte a ningún lugar tarda mucho. Encima me estoy haciendo pis. Definitivamente, la próxima hay que salir dos horas antes. La otra vez tuvimos que correr. Si, si, dos horas antes. Qué raro, parece cerca: el ciento treinta no tarda nada en llegar al correo y el correo es cerca. La vez pasada Roberta me dijo-: “el subte al planetario no lo tomamos del lado de los baños”. O sea que de este lado tienen que estar los baños. ¿No hay ningún dibujito de baño? ¿Será para allá? No veo. ¿Los habrá visto ese día o lo sabría de antes? Bueno, de última, me bajo en alguna estación intermedia o capaz ya arreglaron el de Plaza Italia, aunque fue ayer que vimos que estaban clausurados. Mmmmnnnn, están clausurados. ¿No habrá otro en esta misma estación? De nuevo a la pizzería no puedo ir. En el camino hay unos re bosques, yo voy ahí. Me muero si justo estoy atrás de un árbol y aparece. Me muero mal. Eso no lo remonto. No va aparecer. Me muero mal. Cienfuegos, Pez y Massacre. Tres horas yo no aguanto. Yo escucho música, eso es Cienfuegos, eso es ¡¿“querés saber lo que es estar muerto?”!. ¿Habrá empezado hace mucho? Qué grotesca que me debo ver corriendo. Pero es que esta canción me gusta mucho. ¿Qué onda que nadie corre? ¿No escucharon?, la banda ya está tocando, es “¿querés saber lo que es estar muerto?”. ¿Se me verá el trasero? Si me subo mucho el pantalón me lo hace chato y ancho. Odio mi trasero. ¡Cuánta gente! Yo no puedo ver esta banda desde acá. No veo nada. ¡Cuánta gente!, ¿Cómo paso? Yo me mando. –“Permiso, permiso, gracias, permiso”… –“¡La sangre y la leche juntas!” ¡ hay pogo! ¡cuánto hace que no hago pogo! Cuando toca la Pequeña Orquesta tendría que haber pogo. ¿Cómo no lo pensé?, traerme este palo en el pelo, se me va salir todo el tiempo y puedo lastimar a alguien. No tengo ni una colita. Si lo veo al Pelado le digo que me guarde la camperita y le pregunto si tiene una colita de pelo. Ya fue, me lo suelto. ¡Qué buen tema, loooco! No me acuerdo bien la letra, si este disco lo escuche muchas, pero muchas veces. Me sabía todas las letras. Qué desastre mi memoria, me re trauma. ¿Cómo no me voy a acordar la letra? ¡¿qué dice?! ¿que va agregar un tema a la lista? Sí, mirá que me va a molestar. ¿Cuál será? Dura nada más un minuto treinta y cinco, eso mucho no dice. Acaso ¿tienen muchos temas que duren más que eso?. ¡ahh! “el secreto del nombre”. La que habla de la minita, Midnerely. Esta canción le gusta a Roberta. Le voy a contar que la tocaron. Creo que ella la había sacado con la guitarra –“¡Hiroshima espiritual!” ¡Noooo! ¿Por que cantó otra cosa? El amor como tortura es el único amor, no puede cambiar esa parte. Observo que tengo mejor la respiración, debe ser de saltar a la soga. ¿Estos de acá me están cargando?¿Qué onda? Estoy desafinando, ya sé, pero estoy gritando, no me interesa afinar. Ojala toquen Dr. li ¿así se llama? ma si, yo grito. –“¡Dr. li!”. ¡Acabo de gritar!. Esto se lo tengo que contar a las pibas. Boluda y en una grite: ¡Dr. li!. ¿Será esto adrenalina? porque ni siquiera fumé. Qué palabra que me resulta horrible. Adrenalina. En una época había unas remeras que decían 100% adrenalina, ¡Guácala!. Va a cantar el guitarrista, tiene que ser esa canción. ¿Cómo era que decía? esa que es toda rápida. Sí eso, -“¡deja que te diga que ya no soporto tu asquerosa visión!” Qué buena parte la de “tu peinado casual”. ¿Mi peinado será casual? Podría subir esa foto que estoy con César al fotolog y abajo escribir esta canción. No, ni da. Capaz lo podría haber hecho cuando me mandaba los mails pero ahora no, queda re cualquiera. –“¡Deja que te diga que en mi vida no todo está tan mal!”. Eso le sienta bien. ¡Qué chavón!. Me encanta el guitarrista, aunque esta medio pelado. Bueno, último tema. La verda’ que tocaron poco ¿esta es Dr. Li?. Para mí es Dr. Li. ¿Dice barrio inglés?, me suena barrio inglés. ¿Por qué pienso que tendría que decir barrio chino? Efectivamente, barrio inglés. ¿Por qué nadie salta? Este tema es lo más y nadie salta –“¡ya no soporto esta felicidad! ¡¡llamaron a mi puerta, no responde era el vendedor de felicidad!!”. Respondí, para mi es respondí pero lo dice onda e. I onda e. ¡Ah! Esa pelotuda. –Hola, soy Carla Ritrovato. Le hacen fuck you. ¿le hago fuck you? ¡Qué tarada!. ¡¡Baños públicos!! hacia atrás, derecho. No los veo. Baños ¡sí!. Cortala, no va a venir acá. Aunque sea sólo por vivir cerca. En realidad no se dónde vive, pero me imagino que será por acá. No tiene mi onda, no va a venir. ¿ y si viene con la novia? ¿qué hago?. Lo saludo. Yo me muero, se me va a notar en la cara. No va a venir. No tiene tiempo. Él siempre dice que no tiene tiempo. No va a venir a este recital aunque lo tuviera. Encima la gente que trabaja de lo de él siempre tiene invitaciones a fiestas, reuniones, esas cosas, siempre tiene algo para hacer. –“¿Chicas esta es la cola para el baño?”. ¿Irá él a esas cosas? Es tan ortiva. No sé si irá. –“¿Pasás? Bueno”. Joya que no tuve que ir al bosque. En esos bosques pasa cualquier cosa. ¡Qué buen peinado! cuando llegue a casa voy a intentarlo a ver como me queda. ¡Uh! Empieza Pez. De nuevo pasar por entre la gente. Ahí se manda uno, yo me mando.
Natalia Q.

domingo, 11 de febrero de 2007

1º de mayo de 2006

Tengo ganas de llamarte y preguntarte si sos bueno ¿Qué pasa? ¿Qué es para vos el amor? ¿Sos valiente?

¿Por qué te busco en la ventana?

Quiero saber, pero soy miedosa: no me gustaría escuchar algo que me ponga triste.

Encima este Bowie que no sé lo que dice.

Capaz necesito un consejo...capaz no me van a decir lo que quiero.

Me pregunto qué quiero y qué estoy dispuesta escuchar. Poco. Sólo una cosa que ni puedo escribir.



sábado, 27 de enero de 2007

¿Valiente o temeraria?

"Me parece que a tu amiga Verónica le gustan las emociones fuertes."

Tomar vinagre con cucharita.

Volver de trabajar en bicicleta con los auriculares puestos.

Comer galletitas untadas de ají picante.

Darle mi mail a uno que me dice que me parezco a Nazarena Vélez

Bajar los escalones del pasillo tomando agua de un vaso de vidrio.

Cruzar las vías del tren por el paso bajo nivel a las tres de la mañana.

Sacar la comida del horno con un trapo mojado.

Dormir con la cabeza sobre el tomacorriente.

Tomar mate en la cama y apoyar la bandeja sobre el colchón.

Ir al gimnasio en shorts.

Sacarle las telas de araña a los cactus.

Pedirle a"El negro", dueño del pool "Anthrox", que me fíe.

Ofrecerme a acompañar a mi abuela al médico.

Ir a ver a Beastie Boys en alpargatas.

Comer manzanas sin lavar en Humauaca.

Entregarle a Lydia, "fosforito", la de 4º, como carátula del mes de mayo, un trabajo de actividades prácticas con un pedazo de papel glacé sobre la firma de la seño.

Gritarle a un patova en la cara: "sos un globo de anabólicos".

Dejar que mi papá me lleve a tomar el micro a Rosario.

Salir de vacaciones y no esconder mi diario íntimo.

Regalarle a Eric un paraguas.